El sentido de vida que conferimos a través del lenguaje
La vida no tiene sentido, hasta que se lo conferimos. Porque el ser humano es un ser vivo cuya capacidad de abstracción, le permite construir el lenguaje, y dentro de éste sistema, concebir el concepto de “sentido”.
El sentido es dirección. Básicamente es tener metas, a corto, mediano y largo plazo. Pero el propósito es el sentido que nos llena, tanto, en proporción a cuán grande sea y cuánto más allá de nosotros mismos vaya ese propósito.
No soy padre, pero sé, que tener hijos, confiere a los seres humanos que tiene una sana capacidad afectiva, un propósito más allá de sí mismos. Y esto, a muchas personas, les cambia la vida, porque por primera vez, sus acciones, pensamientos (que también son acciones) y energía, va todo dirigido a ese nuevo ser humano.
El sentido impuesto y el sentido interno
Muchas veces, un trabajo también confiere sentido. Pero vale distinguir dos tipos de sentidos. El que viene desde dentro nuestro, hacia afuera, y el que es concebido desde afuera e inserto dentro nuestro.
Este es el eje clave de las diferencias, entre el sentido que viene desde dentro, y aquel que es inserto en nosotros desde fuera.
El sentido que viene desde fuera, no tiene origen en nosotros mismos. Pero además, no tiene en cuenta los factores internos que componen a la persona, es decir, los distintos órdenes de los cuales está compuesto.
Sabemos que nuestra historia bio-genética, se remonta hasta los confines del origen del ser humano como lo conocemos fisonómicamente hoy. Pero los desarrollos biológicos que compartimos con otras especies, como los tejidos, ojos, extremidades, capacidades de digestión y demás, es conocimiento inteligente desarrollado por millones de años, y depositados en nuestro ADN, a través de infinitos ensayos epigenéticos.
Tantos como vidas hubo, y dependiendo de las interacciones con el medio, desde la comida hasta lo que respiramos, desde actitudes hasta eventos históricos fuertes que se imprimen en los tejidos de esos seres humanos, y finalmente en el breve ensayo “epigenético” de esa vida, modificable, pero trasladado de generación en generación.
Cuando un orden es conferido desde fuera, sin tener en cuenta todos los órdenes internos al ser humano, lo que tenemos es un disciplinamiento físico, una coacción, que puede significar violencia. Pero para saber qué es violencia, nos debemos otro análisis, para desfantasmar esa palabra y saber de qué hablamos, por lo que vamos a dejarlo aquí.
Los efectos de estar “vacío de autoridad” es decir “no tener origen en nosotros mismos”, es una búsqueda constante de dirección dada desde el exterior.
Esto puede significar no conectar con nuestro deseo íntimo y personal. Y esto puede leerse como un acto de sumo egoísmo, porque mezquinamos al campo compartido con otros seres humano, la cultura, de la transformación que con nuestro propósito y conjunto de acciones de vida, podemos brindar.
Pensemos en las grandes figuras que han transformado la historia. En todas ellas podemos encontrar una alineación entre un fin que va mucho más allá que sí mismos, y un deseo profundo interno, que no deja margen a los comentarios o al desaliento externo de los demás. Podemos dar muchos ejemplos, pero confío en que ustedes sabrán detectar a estos personajes transformadores de la cultura.
La Llave del Propósito
La serie de Pases Energéticos, de los Chamanes de Antiguo México, llamada “La llave del propósito”, es un no-hacer, es decir, corresponde a una serie de movimientos cuya ejecución hackea los dispositivos automatizados de movimientos, es decir, el modo en que comúnmente nos movemos. Además, golpean la energía estancada de nuestra esfera luminosa, para devolverla a nuestros centros vitales. Ésta energía, se aleja de nuestro cuerpo y de nuestros centros vitales, a medida que nosotros donamos el poder a los otros.
No negociar el deseo
El propósito interno, surge de la conciencia de los órdenes internos que nos componen, y eso implica una conciencia de nuestros deseos más íntimos, nuestros sueños profundos, sin negociarlos (es decir sin rebajar ese sueño, porque hay premisas sociales que nos dicen que es “imposible”) y sin reprimirlo (muchas veces podemos soñar cosas oscuras y malas, pero esa es energía que se a estancado y podrido. Esos somos nosotros mismos muertos en nuestras entrañas, que exigimos un muerto afuera).
A veces incluso este camino, nos lleva a muchísimo dolor guardado dentro nuestro, rencores, sueños reprimidos, y demás. Si ese es el caso, vale rodearse de una buena agenda de terapeutas físicos, psicológicos, alimenticios, y espirituales, para que, día a día, ejercicio a ejercicio, podamos sumergirnos en nuestras profundidades, recapitularnos, y comenzar a recuperar nuestra energía para rediseñarnos internamente; siempre en dirección a nuestros deseos más íntimos.
La conexión con nuestro deseo, da impulso, y ganas de vivir. Primero, hay una gruesa capa de “deseo egoísta” que es el necesario para saturar nuestro órdenes internos de energía. Tener un lindo hogar, aire libre, ser relevantes en nuestro entorno, tener cariño a nuestro alrededor, tener buen alimento, salud, tiempo de ocio, estar en crecimiento constante y energía física. Esto es lo que denominaremos “sano egoísmo”. Completamente necesario para tener una base de bienestar que nos permita compartir y dar con nuestra creatividad, al mundo.
Creatividad
La creatividad, es un acto de inteligencia resolutoria de vacíos que hay en nuestra vida cultural. Implica el desarrollo de vida material, digital, conceptual, es decir, el desarrollo de algo transmisible a otros seres humanos, o vivos, que puedan hacer uso de ese desarrollo y finalmente implique una evolución, es decir una incorporación de ese acto creativo en la línea práctica sucesora de la historia. Ese acto creativo tendrá una repercusión tan grande, como en proporción es la necesidad o “vacío” que cubre; y su repercusión se dará en la esfera que concibe esa necesidad o vacío. (El que inventó la rueda o la cuchara…el que inventó el iPhone o determinados conceptos, o ciertas corrientes artísticas).
Alinearnos con nuestro propósito implica un arduo proceso de conocimiento interno, que requiere una indagación profunda, y dar espacios, temporales, físicos, que nos permitan buscar y responder ¿dónde está mi deseo?. A veces es una percepción efímera, unas ganas de pasear, no importa la magnitud ni el objeto de deseo. Es la percepción inteligente que ignoramos, por los dispositivos de control y poder de “propósitos” o “sentidos” dados desde afuera, que tienen como objetivo, alimentarse del poder donado de las personas, y, cual organismo social, cooptar aún más gente.
Poder Personal
El propósito interno, es una reconfiguración del poder personal, una recuperación del deseo íntimo propio, que en su máxima expresión, es decir en su rebasamiento, en su completa entrega por parte de nosotros mismos, nos lleva a un bien humanitario, es decir, a cubrir con nuestra inteligencia, misteriosa, espontánea, y cuyos origines millonarios en años desconocemos. Dejar funcionar la inteligencia existencial en nosotros, nos da resplandor, brillo, cuerpos ágiles, repentinos, indescifrables, que a la larga, modifican cultural y epigenéticamente, generaciones. Y aportan así a la evolución humana.
El este pase energético que menciono, alineamos, El Centro de la tierra, con nuestro disco bajo (la concavidad muscular de la cadera), nuestro corazón, y nuestra garganta.
La energía sube por el perineo, que es la zona entre los genitales y la cola, sube hasta nuestro corazón, y hasta nuestra garganta.
El disco bajo es lo que nos une y conecta con el mundo, es nuestro centro, nuestro vinculo con la tierra y con el cielo, con la parte inferior, y la superior de nuestro cuerpo. Su sostén y correcto uso cambia nuestra vida y nos alinea naturalmente.
El corazón, es para la medicina china, el verdadero cerebro, el emperador. Es lo que le da sentimiento a nuestras acciones, y es el campo eléctrico, más grande que transmitimos a nuestro entorno, por lo que, lo que sentimos con el corazón, lo transmitimos como vibración eléctrica a nuestro entorno y personas alrededor. Es información.
Y nuestra garganta, que para los chamanes, es nuestro “centro de poder”, manoseado generacionalmente, por todos aquellos que toman desiciones por nosotros. Pensar que vivimos en un sistema representativo, sin límites, e ineficaz, nos hace entender que vivimos en un sistema despotenciador.
Nociones más reales
Alinearnos con nuestro poder interno, nos hace concebirnos en relación a este planeta donde vivimos, su centro, hasta nuestra garganta, y el cielo. Es decir, nos hace tener en cuenta en nuestros actos, a todo este fenómeno existencial del que somos parte. Y si, nos concebimos, en relación, a algo tan grande y lejano, como El Centro de la tierra. 7500km hacia abajo aproximadamente (7 viajes y medio hacia abajo, desde misiones a Buenos Aires), nuestros actos abarcaran, en proporción, una circunferencia proporcional. Es decir, qué es para nosotros, en ese estado, un “acto” y qué es para nosotros en ese estado un “problema”.
Cuando la conciencia se agranda, los problemas no son problemas, y nuestra energía sea línea a nuestro deseo íntimo interno, que en el fondo, es el deseo existencial de evolución latente e inevitable. Eso, es, recuperar nuestro poder interno y correspondernos, a este fenómeno inoperable, llamado vida, en la tierra.
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