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Los 3 enemigos energéticos

Introducción

Para el Sistema de los Chamanes el universo es y tiene carácter depredador. Organismos energéticos más grandes devoran otros más pequeños. Por eso, el ser humano tendría una serie de enemigos, entre ellos tres factores que son los que más nos restan energía: la importancia personal, el diálogo interno y el cortejo sexual.

¿Qué quiere decir que sean enemigos? Este sistema explica que somos seres energéticos, antes de ser seres del lenguaje. Este es un principio que sólo se puede apreciar si percibimos el mundo sin interpretar, es decir, percibir movimientos en nuestras vidas sin la sensación de tiempo y sin hablar internamente según lo que vemos.

Es que durante toda nuestra vida aprendemos todo lo que luego conforma nuestra percepción, y el gran enmarcador de todo ese aprendizaje perceptivo es el lenguaje: aprendemos a hablar, a hablarnos a nosotros mismos, y de ese modo mantenemos sostenido el mundo, como creemos, y como nos dijeron que el mundo es.

A esto se suma la historia personal, es decir el conjunto de experiencias personales que tenemos durante nuestra vida, que determinan y configuran el modo en que percibimos el mundo, y que nosotros sostenemos, día a día, minuto a minuto con nuestro menú pensamientos.

Obviamente no son los únicos factores que determinan a una persona, pero sí es una explicación simple acerca de cómo funciona esto que los chamanes llaman Rueda del Tiempo,  es decir un conjunto de verdades que no ponemos en duda y que sostienen nuestros pensamientos, y así mismo, nuestras emociones y acciones, por toda una vida.
Estas verdades que no se ponen en duda, las denominan axiomas automáticos, y para este sistema, no se limitan a simplemente ideas: son energía, a decir exactamente, fibras luminosas que se pegan a la ropa y las paredes y que “atan” el modo de percibir el mundo.

RUEDA DEL TIEMPO

Podemos percibirlas constantemente, cada vez que entramos a una casa, institución, o nos ponemos la ropa de alguien, incluso cuando cambia un gobierno y comenzamos a percibirlo por los carteles de campaña: son portaciones de conjunto de fibras luminosas que comienzas a atarnos a determinadas Ruedas del Tiempo.

Podemos pasarnos toda una vida en una determinada Rueda del Tiempo y eso implica que, nos automatizamos en una rutina, en un modo de vivir y pasar el tiempo, que ocnfigura, el modo en que vivimos el tiempo. Parar esta rueda, es Parar el mundo, es decir el modo en que percibimos cesa para dar lugar a un nuevo modo de percepción.

Esto se denomina Libertad Perceptiva, es decir, juntar energía para tener la capacidad de desatarte de los axiomas automáticos (verdades que no ponemos en duda) y de ese modo trasladarse a otra Rueda del Tiempo. Cada uno de nosotros y de los seres vivos estaríamos en diferentes Ruedas del Tiempo.

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Diálogo Interno

Nos hablamos incesantemente a nosotros mismos acerca de nuestro mundo. De hecho, mantenemos nuestro mundo con nuestro diálogo interno. Y cuando dejamos de hablarnos sobre nosotros mismos y nuestro mundo, el mundo es siempre como debería ser. Con nuestro diálogo interno lo renovamos, lo encendemos de vida, lo sostenemos. No sólo eso, sino que también escogemos nuestros caminos al hablarnos a nosotros mismos. De ahí que repitamos las mismas elecciones una y otra vez hasta el día en que morimos, porque continuamos repitiendo el mismo diálogo interno una y otra vez hasta el preciso momento de la muerte. Un guerrero es consciente de ello y lucha por detener su diálogo interno.

Carlos Castaneda – Una Realidad Aparte

Hay un factor que es base en la filosofía del guerrero, y que es visagra constituyente del Sistema de los Chamanes, es el concepto de diálogo interno  y silencio interno.

El diálogo interno, es el menú de pensamientos que constantemente suena en nuestro interior.

Pensamientos que tenemos de base, pensamientos más recientes, del día a día, desde el momento en que aprendemos el lenguaje, hasta el menú de pensamientos que se mantienen como forma de manutención de nuestra realidad del día a día.

Esto va desde, reconocer que: ese organismo vertical con una protuberancia porosa en la parte de arriba, se llama «árbol»; hasta los pensamientos personales, muchos de los cuales posiblemente están ligados a «patrones» que venimos repitiendo desde chicos, y que no paran de sonar en nuestras cabezas. Esto, es un constituyente permanente de nuestra realidad, es la forma en que mantenemos la realidad en su lugar.

En esto aparece el concepto de Parar el Mundo. Parar el mundo es hacer que esa constante explicación y apalabramiento del mundo que nos rodea, pare, y cree la oportunidad de ser puesto en duda. Es decir dejamos de aportar energía: acumulamos al energía que generalmente, debido a ese menú de pensamiento que no deja de funcionar, se ve consumida y lentamente, con ésta energía acumulada, nos vamos moviendo hacia un nuevo estado de conciencia.

Lo que para el diálogo interno, es el silencio interno. Una cualidad de percepción pura, sin el proceso de interpretación ni la cháchara interna constante que no podemos dejar de repetirnos a nosotros mismos. Es percepción sin pensamiento.

SILENCIO INTERNO

El SILENCIO INTERNO es acumulativo, al punto en que llega a lo que el sistema de los chamanes denominan umbral interno. Es un límite que se atraviesa y nos permite que sea cada vez más fácil entrar a ese estado.

En el sistema de los chamanes, parar el mundo a través del silencio interno es una necesidad básica para poder parar el relato del mundo que constantemente alimentamos en nuestra cabeza y de ese modo poder propiciar una entrada a otro modo de percepción del tiempo.

Si queremos cambiar nuestras vidas, tenemos que cambiar nuestro estado de conciencia a voluntad. Y esto se hace cambiando el menú de pensamientos que constantemente nos repetimos. De a poco, en momentos en que vemos que no es tan necesario pensar, podemos insistirnos hacer silencio interno. Y esto se puede hacer de dos formas:

  1. Escucha panorámica: nosotros olvidamos la escucha, recortamos la percepción de la escucha solamente a aquello a lo que nos automatizamos. Por eso escuchar los detalles, las heladeras, los sonidos de los pájaros, la calle con los autos. Sin interpretar y sin juzgar, sólo escuchar.
  2. Visión panorámica: Nosotros recortamos nuestra visión por el stress y por estar constantemente pensando en cosas, justamente, por el diálogo interno. Ampliar la vista, ver todo el panorama y ser conscientes de todos los movimientos panorámicos a la vez, nos da la oportunidad de parar nuestro diálogo interno.

Importancia personal

Enlazado netamente al Diálogo Interno es la Importancia Personal, que es la defensa de nuestras construcciones mentales, es decir del compendio de ideas, pensamientos y verdades que no ponemos en duda; son prácticamente la manutención, frente a nuestro entorno, de esa rosca interna mental que nos mantiene atrapado en una Rueda del Tiempo, o sea en un conjunto de verdades que no se ponen en duda.

Esta búsqueda de control, se transmite a una búsqueda de control del entorno, es decir de dominio por nuestra parte para en principio mantener nuestro status quo mental, pero puede transmitirse a un intentar dominar el entorno alrededor nuestro. Entonces lo métodos de control son los chistes sarcásticos con temas sensibles, que disminuyan el poder del otro en lo inmediato, elevar la voz cuando nos vemos acorralados, saltar de temas en temas, escapándonos a temáticas cada vez más sensibles.

También son lógicos a estos sistemas de control los comentarios negativos constantes con tal de que no salga ningún sistema de ideas que tengan «verdades otras» a los que ese sistema que se defiende tiene.

Es típico de relaciones tóxicas, y en su extremo, son los nacionalismos genocidas o religiones fundamentalistas.

El cortejo sexual

En el cortejo sexual se juegan, nuestras ganas de tener sexo, y los otros dos enemigos: diálogo interno constante, e ímpetu de control y poder.

Para los chamanes nuestra energía neta, lo que define si es propicio para nosotros preocuparnos por tener sexo o no, depende de la pasión con la que nuestros padres nos concibieron: a mayor apasionamiento, mayor energía.

Les dejo acá una cita extensa donde se explaya la conversación donde Don Juan le presenta éstas ideas a Castaneda:

Somos lo que es nuestro origen

Por Carlos Castaneda

Esta es una de las premisas más difíciles del camino del guerrero; no tanto por su complejidad o rareza, sino porque para cualquiera de nosotros es casi imposible admitir ciertas condiciones acerca de nosotros mismos, condiciones acerca de las cuales los videntes han tenido conciencia durante milenios.

La primera vez que don Juan Matus mencionó esta premisa, creí que estaba bromeando, o que estaba simplemente tratando de impactarme. En esa época bromeaba a menudo acerca de mi explícita preocupación por encontrar amor en la vida. En cierta ocasión  me había preguntado cuáles eran los objetivos de mi vida. Dado que no pude darle ninguna respuesta inteligible, le contesté, medio en broma, que quería encontrar amor.

«La búsqueda de amor, para la gente que te crió, significa buscar satisfacción sexual», me dijo don Juan en aquella ocasión. «¿Por qué no llamas al pan pan y al vino vino? Tú estas buscando satisfacción sexual, ¿no es así?» Yo lo negué, por supuesto. Pero el tema siguió siendo para don Juan una fuente de bromas con respecto a mí. Cada vez que lo veía, encontraba o construía el contexto adecuado para preguntarme acerca de mi búsqueda de amor, es decir, de satisfacción sexual.

Fue así como inició don Juan la conversación la primera vez que mencionó esta premisa del camino del guerrero. Lo hizo con una broma, y luego se puso muy serio de repente. » Te recomiendo que cambies completamente tu meta», dijo, «y que te abstengas totalmente de continuar en tu búsqueda. En el mejor de los casos no te conducirá a ningún lado; en el peor, te conducirá a tu ruina.»

«¿Pero por qué don Juan, por qué debo renunciar al sexo?», pregunté con voz lastimera.

«Porque eres el fruto de una cogida muy aburrida.»

«¿Qué es eso, don Juan? ¿A qué se refiere con lo de cogida aburrida?»

«Una de las cosas más serias que hacen los guerreros», explicó don Juan, «es buscar, confirmar y darse cuenta de la naturaleza de su comienzo. Los guerreros deben saber con la mayor precisión posible si sus padres estaban sexualmente excitados cuando los concibieron, o si meramente cumplían una función conyugal. La forma civilizada de hacer el amor es muy, pero muy aburrida para los participantes.   Los videntes creen, sin lugar a dudas, que los niños concebidos de manera civilizada son el producto de una cogida muy aburrida. No encuentro de que otra manera llamarlo. Si usara otra palabra, sería un eufemismo, y perdería su impacto.»

Luego de haber escuchado estas aseveraciones incesantemente empecé a considerarlas con seriedad. Creía entonces que lo había entendido, pero luego me invadía la duda, y me encontraba una y otra vez haciéndole la misma pregunta a don Juan: «¿Qué es una cogida aburrida?» Supongo que inconscientemente quería que repitiera lo que ya me había dicho docenas de veces.

«No tomes a mal mi repetición», solía decirme don Juan. «Te llevará años de reflexión admitir que eres una cogida aburrida. De modo que volveré a repetirte. Si no hay excitación en el momento de la concepción, dicen los videntes, el niño que sale de esa unión será intrínsecamente tal como fue concebido. O son concebidos primero, cuando sus padres no sabían todavía como hacerlo; o son concebidos al final, cuando ellos ya no estaban interesados. Dado que no hay verdadera excitación entre los esposos, sino quizá nada más que deseo mental, el niño debe cargar con las consecuencias del acto de sus padres: un amalgama biológico lleno de malos hábitos y sin energía. Los videntes afirman que tales niños son necesitados, débiles, inestables, dependientes. Esos niños, dicen los videntes, son los que nunca jamás se van de la casa; se quedan allí de por vida. La ventaja de tales seres es que son extremadamente consecuentes en medio de su debilidad. Podrían realizar las mismas actividades durante toda la vida sin sentir jamás la necesidad de cambiar. Si de niños tienen un buen modelo y sólido, llegan a ser muy eficientes, pero si no tienen un buen modelo, su angustia, agitación e inestabilidad son sin fin.»

«Los videntes dicen, con gran tristeza, que la mayor parte de la humanidad fue concebida así. Esa es la razón por la cual escuchamos hablar sin cesar acerca de la urgencia por encontrar algo que no tenemos. Buscamos durante toda nuestra vida, según los videntes, esa excitación originaria de la que fuimos privados. Por eso digo que eres una cogida aburrida. Veo signos de angustia y descontento en todo tu ser. Pero no te sientas mal. Yo también soy una cogida aburrida. Muy pocas personas, por lo que sé, no lo son.»

«¿Qué significa todo esto para mí, don Juan?» Le pregunté sinceramente alarmado. De alguna manera don Juan había tocado directamente en lo más profundo de mi ser con cada una de sus palabras. Yo era exactamente lo que él había descrito como una cogida aburrida criada por una mal modelo. Finalmente, todo quedó reducido por mi parte a una afirmación crucial y una pregunta. «Admito que soy una cogida aburrida. ¿Qué puedo hacer?», dije.

Don Juan se rió a carcajadas hasta que le salieron lágrimas de los ojos. “Ya lo sé”, me dijo, mientras me daba palmaditas en la espalda tratando de consolarme. Don Juan comenzó entonces a delinear seriamente una estrategia de acción para compensar las condiciones desfavorables de mi origen. “Para empezar no te llames a ti mismo una cogida aburrida.” Se siguió riendo a carcajadas mientras me describía no sólo como una cogida aburrida común, sino como una que además tenía una carga extra de nerviosismo. “En el camino del guerrero”, dijo, “nada está determinado. Nada es para siempre. Si tus padres no te hicieron como deberían haberte hecho, rehazte tú mismo.»

Me explicó que la primera maniobra del estratega es convertirse en un avaro de energía. Dado que una cogida aburrida no tiene energía alguna, es inútil desperdiciar la poquita que tiene en patrones que no concuerdan con la cantidad de energía disponible. Don Juan me aconsejó que me abstuviera de patrones de comportamiento que requerían una energía que yo no tenía. Abstinencia era la solución, no porque ésta fuera moralmente correcta o deseable, sino porque energéticamente era el único modo que  yo podía reunir la energía suficiente para estar a la par de aquellos que habían sido concebidos en condiciones de tremenda excitación.

Los patrones de comportamiento a los que se refería incluían todo lo que hacía: el modo en que me ataba los zapatos, lo que comía y como lo comía, el modo en que me preocupaba de mi presentación personal, o la forma en que desarrollaba mi actividad diaria, especialmente cuando se refería al cortejo. Don Juan insistía en que me abstuviera del coito porque no tenía energía para ello. “Todo lo que logras en tus pillajes sexuales”, me dijo, “es entrar en estados de profunda deshidratación. Se te forman ojeras; se te cae el pelo; las uñas se te llenan de manchas raras; los dientes se te ponen amarillos; y tus ojos lloriquean todo el tiempo. Las relaciones con las mujeres te causan tal nerviosismo que devoras tu comida sin masticarla, por eso estás siempre estreñido.»

Don Juan se divertía inmensamente al decirme todo esto, lo cual aumentaba enormemente mi desazón. Sin embargo, su último comentario fue como un salvavidas. “Los videntes dicen”, continuó, “que es posible transformar una cogida aburrida en algo inconcebible. Sólo es cuestión de intentarlo, es decir, de intentar lo inconcebible. Para lograr esto debemos usar cualquier cosa que esté disponible, cualquier cosa. Una sensación, un recuerdo, un deseo, un instinto, quizá el temor, la desesperación, la esperanza, quizá la curiosidad.” Me quedé en silencio sinceramente conmovido.

No entendí completamente sus últimos comentarios, pero los comprendí lo suficiente como para empezar mi lucha por salirme del molde de una concepción civilizada. Una vida más tarde un poema del Explorador Azul  me lo explicó plenamente.

La Concepción de una Cogida Aburrida

Fue concebida dentro de un tráiler en Arizona,

luego de una noche de póquer, bolos  y cerveza entre amigos.

El pié de él  se enganchó en el encaje desgarrado del negligé de ella.

Ella olía a humo de cigarrillo y vaporizador Aqua Net.

Él estaba pensado en los tantos de su partido de bolos,

cuando repentinamente se encontró con una erección.

Ella se estaba preguntando cómo era posible que esta vida durase una vida.

Quería ir al baño, cuando se encontró inmovilizada.

Él ahogó un eructo en el momento de su concepción.

Para su fortuna, se encontraban en medio del desierto,

y en ese instante, un coyote aulló,

enviando un escalofrío de añoranza que atravesó el vientre de la mujer.

Ese escalofrío fue todo lo que ella trajo a este mundo.

*Tomado de el diario Lectores del Infinito, Número 2, Carlos Castaneda

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