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RESPIRACIÓN DE TAISHA ABELAR

La autora de Dondo Cruzan los Brujos e integrante del grupo de Carlos castaneda, junto a Florinda Donner Grau y Carol Tigs, nos deja, entre otros Pases Energéticos, esta respiración que le enseño la bruja Clara, en este libro épico, que se centra en la RECAPITULACIÓN y sobre todo en la limpieza del Útero.

Acá dejo una cita, donde le enseña este movimiento, que en los cursos de Pases Energéticos, que brindo en PLATAFORMA GUERRERA, se encuentra al finaliza la serie RESPIRANDO LA FORMA.

Clara dijo que cada procedimiento que iba a enseñarme y cada tarea que me pidiera llevar a cabo, por muy comunes que me pareciesen, representaban un paso hacia el cumplimiento de la meta final del arte de la libertad: el vuelo abstracto.
-Lo que te enseñaré primero son unos movimientos sencillos que debes realizar diariamente -prosiguió-. Considéralos siempre como una parte indispensable de tu vida.
«Primero te mostraré una respiración que ha sido un secreto desde hace generaciones. Esta respiración refleja las fuerzas duales de la creación y la destrucción, la luz y la oscuridad, el ser y el no ser. Me pidió salir de la cueva y luego me dirigió, mediante una suave manipulación, a sentarme con la columna encorvada y pegar las rodillas contra el pecho. Sin despegar los pies del suelo, debía yo abrazar mis pantorrillas entrelazando los dedos firmemente. Suavemente me fue bajando la cabeza, hasta que mi mentón
tocó mi pecho. Tuve que forzar los músculos de los brazos para evitar que las rodillas se me salieran de los lados. Tenía comprimido el pecho y también el abdomen. El cuello me tronó al encoger la barbilla. -Esta es una respiración poderosa -dijo Clara-. Puede hacer que te desmayes o te duermas. Si esto sucede, regresa a la casa cuando despiertes. Por cierto, esta cueva está justo detrás de la casa. Sigue el caminito y llegarás en dos minutos.
Clara me instruyó que inhalara rápida y superficialmente. Le dije que su petición era redundante, puesto que mi posición sólo permitía respirar de esa manera. Dijo que si disminuía la presión en mis brazos creada por mis dedos entrelazados, aunque sólo fuese levemente, mi respiración volvería a la normalidad. Pero no era eso lo
que ella deseaba. Quería que continuara respirando superficialmente durante por lo menos diez minutos. Conservé la posición tal vez por media hora. Una vez que se redujo el acalambramiento inicial de mi estómago y piernas, las respiraciones superficiales parecieron ablandar el interior de mi cuerpo y disolverlo. Luego, Clara me dio un empujón que me hizo rodar hacia atrás, hasta quedar acostada en el suelo, pero no me
permitió soltar la presión de los brazos. Experimenté un momento de alivio cuando mi espalda tocó el suelo, pero sólo cuando me ordenó soltar las manos y estirar las piernas sentí un alivió completo en el abdomen y el pecho. La única forma de describir lo que sentí es decir que algo dentro de mí fue liberado y disuelto por la respiración. Según predijera Clara, me dio tanto sueño que volví a meterme a la cueva y me dormí. Debí dormir al menos un par de horas en la cueva; a juzgar por la posición en la que estaba acostada al despertar, no moví un solo músculo. Supuse que probablemente se debiera al hecho de que no había espacio suficiente en la cueva para dar vueltas al dormir, pero también pudo ser porque me sentía tan cómoda y despreocupada que no necesité moverme. Regresé a la casa, siguiendo las indicaciones de Clara. Se encontraba ella en el patio, sentada en un sillón de ratán. Tuve la impresión de que otra mujer había estado sentada junto a ella, pero que, al escucharme venir, se levantó rápido y se fue. -Ah, te ves mucho más serena ahora -dijo Clara-. Esa respiración y postura obran milagros. Clara afirmó que, de ejecutarse regularmente, con calma y deliberación, esa respiración equilibra de manera gradual nuestra energía interna.

Fragmento de «Donde Cruzan lxs Brujxs» de Taisha Abelar

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